domingo, 27 de noviembre de 2016

Tempestad

Una semana lloviendo,
y estoy calada hasta los huesos.
La sopa caliente me abre las carnes,
dejando entrever las heridas.
Las manos congeladas,
ya no sienten.
Al corazón le laten los puntos.
El día está gris,
y los brotes verdes.
La noche oscura,
y el suelo empapado.
Las botas mojadas,
y la chimenea ardiendo.
Los ojos cómplices del aguacero,
y las nubes diluviando sin cesar.
Lleva una semana lloviendo,
y ya no siento nada.



viernes, 18 de noviembre de 2016

Es viernes...

Es viernes y vuelvo a necesitar la música alta.
Está terminando la semana.
Y me pregunto en qué domingo se quedaron mis ganas.
Esas ganas de levantarme cuando suena el despertador.
De arreglarme un pelo indomable.
De vestirme con un color llamativo.
De sentir sin querer.
De amar sin estar segura.
De comer sin hambre.
De existir con razones escasas.
De fingir no saber, sabiendo que se.
Es viernes y recaigo en la necesidad.
De mirar por la ventana durante horas.
De permanecer en silencio.
De meterme en la cama y no pensar en nada.
De ver televisión basura para no sentirme sola.
Es viernes y ando sobrada.
De frío interno.
De dolor de cabeza.
De ojeras.
De ironía en la mirada.
Es viernes y me sobra hasta la ropa.
Pero me falta demasiado hasta que me sobres tu.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Huracán

Una vez más perdí el control de mi misma.
Se me volvió a correr el rimel con lágrimas.
Volví a dejarme caer con la esperanza de renacer más fuerte.
Me creí un ave fénix, pero mis cenizas ya no encajaban.
La presión de seguir sin motivos aparentes,era escalofriante.
Aquella tarde caí si fuerzas sobre la cama.
Abracé con energía la almohada y suspiré.
Tenía que parar todo de alguna forma.
Pensé en dar un paseo para aclarar la mente.
Y cuando estuve ante la puerta.............
Di un paso atrás y se me escapó una lágrima.
Lloraba de rabia, quería controlar cada cosa que pasaba en mi vida.
Pero esto estaba en manos del tiempo.
Volví a la habitación y miré por la ventana con recelo.
Mis días eran así, huracanados, a veces demasiado.
Me gustaba la calma, pero en pasado.
Me acostumbré a que parar era señal de peligro.
A veces echaba el freno inesperadamente.
Y ahí era cuando me asaltaban los miedos, las dudas, todo.
En esos instantes de quietud la vida se me hacía eterna.
Por ese motivo me gustaba hacer la cosas repentinamente.
Ya no me apetecía planear cada minuto de mi existencia.
Entendí que para vivir no hacía falta un manual.
Que cada día iba a ser único.
Que por más que diseñara un plan perfecto, el destino haría de las suyas.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Golpearon los recuerdos

Me senté en tu sillón y dejé que me golpearan los recuerdos.
Las fotos me llevaron a otra época.
Esa, donde la magia de mirarte a los ojos era tan real como la vida misma.
He vagado por cada rincón buscando un ángel al que abrazar.
Pero he tenido que consolarme con el horrible vacío de sentir que nunca volverás.
Intento no difuminar tu imagen con lágrimas y se me hace imposible 
El silencio de un lugar antes tan vivo me da miedo.
Miedo, a darme cuenta de la ausencia.
Este tiempo atrás, mantuve una luz de esperanza.
Pensé que sólo había sido una pesadilla horrible.
Pensé que al despertar estarías conmigo.
Y al salir de aquel monstruoso sueño te habías ido........
Pero hay algo llamado alma que aún siento tan cerca o más que antes.
Hoy azotó mi piel con fuerza el viento.
Te vi como nunca antes y se me escapó un te quiero de los de siempre.
De repente empezó a llover a cántaros.
Y mientras todos se lamentaban, yo te sonreí...............