domingo, 27 de noviembre de 2016

Tempestad

Una semana lloviendo,
y estoy calada hasta los huesos.
La sopa caliente me abre las carnes,
dejando entrever las heridas.
Las manos congeladas,
ya no sienten.
Al corazón le laten los puntos.
El día está gris,
y los brotes verdes.
La noche oscura,
y el suelo empapado.
Las botas mojadas,
y la chimenea ardiendo.
Los ojos cómplices del aguacero,
y las nubes diluviando sin cesar.
Lleva una semana lloviendo,
y ya no siento nada.



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